Una tez apagada y castigada es uno de los síntomas más claros del envejecimiento celular de la dermis. Detrás de este proceso, que se inicia aproximadamente a partir de los 25 años y que suele traducirse en síntomas como la aparición de arrugas de expresión y problemas de flacidez, encontramos una disminución progresiva de tres sustancias naturalmente presentes en la piel: el colágeno, el ácido hialurónico y la elastina.
Aunque todas ellas son indispensables para mantener una piel tersa e hidratada, el organismo cada vez las produce en menos cantidad. ¿El resultado? Una dermis mucho más fina, con menos volumen y menos elástica.
Afortunadamente, los tratamientos faciales ofrecen soluciones seguras, cómodas, indoloras y mínimamente invasivas para revertir los efectos de la edad en la piel, por lo que los efectos del proceso mencionado no son irreversibles.
En cualquier caso, antes de decidirse por el remedio antiedad más adecuado, es importante conocer en qué consisten las sustancias mencionadas, para qué sirven y cómo puede corregirse su pérdida. Te lo contamos a continuación.
¿Qué es el colágeno y para qué sirve?
El colágeno es la proteína más abundante en el cuerpo humano. Se halla en los huesos, los músculos, la piel, los tendones y el tejido conjuntivo o conectivo (precisamente, las células que forman este último son las que más lo segregan). Su función principal consiste en mantener unidas las partes del cuerpo. Así, esta sustancia crea una especie de andamio que proporciona fuerza, estructura y soporte. Y no es para menos, ya que algunas de las fibras que componen el colágeno posee una resistencia superior a la del acero.
En la dermis —esto es, en la capa media de la piel—, el colágeno ayuda a formar una red fibrosa de células llamadas fibroblastos, sobre las que pueden generarse nuevas células. También desempeña un papel fundamental en la sustitución y restauración de las células muertas de la piel.
Aunque existen 16 tipos de colágeno, lo más sencillo es dividirlo en dos grandes grupos, dependiendo de su origen: el colágeno endógeno o natural, es decir, aquel que es sintetizado por el organismo y el colágeno exógeno, que es sintético. El primero de ellos desempeña funciones de vital importancia para el organismo, hasta el punto de que la caída de los niveles de colágeno puede llegar a generar problemas de salud (por ejemplo, de tipo articular). Asimismo, aplicado en los apósitos, contribuye a acelerar la cicatrización
Como se ha dicho, la producción de colágeno va disminuyendo con la edad y a causa de factores como el tabaquismo o la exposición a las radiaciones solares. A medida que caen los niveles de producción de colágeno del organismo, la estructura de la piel va viéndose afectada. De ahí la formación de arrugas y el progresivo debilitamiento del cartílago articular. En el caso de las mujeres, la síntesis del colágeno se resiente notablemente tras la menopausia, y a los 60 años, el descenso es muy acusado para personas de ambos sexos.
¿Cómo compensar la pérdida de colágeno? A pesar de que existen en el mercado cremas cosméticas con colágeno, su eficacia es limitada, ya que las moléculas de colágeno son demasiado grandes para ser absorbidas a través de la piel.
El ácido hialurónico: qué es y cuáles son sus funciones
El ácido hialurónico, también conocido como hialuronano, es un glicosaminoglicano, un tipo de molécula transparente y adherente que el cuerpo produce de manera natural. Las mayores cantidades se encuentran en la piel, los ojos y el tejido conectivo. Entre las principales funciones del ácido hialurónico, destaca su capacidad para retener el agua, algo indispensable para mantener los tejidos flexibles e hidratados.
De todos modos, la importancia del ácido hialurónico no termina aquí, ya que también evita o ayuda a reducir el dolor articular, manteniendo los huesos bien lubricados, y acelera la curación de heridas (su concentración en la piel aumenta cuando se producen daños que precisan de una reparación). Además, aplicado en odontología, se ha revelado como una solución eficaz para combatir la enfermedad de las encías, acelerar la cicatrización después de la cirugía dental y eliminar las úlceras bucales.
Sin embargo, al igual que ocurre con el colágeno, la producción de ácido hialurónico va reduciéndose debido al envejecimiento —sobre todo, a partir de los 35 años—, lo que perjudica la tersura y la hidratación de la piel. Una manera segura y efectiva de restituir los niveles de ácido hialurónico son las infiltraciones de ácido hialurónico. Otro tanto podría decirse de la mesoterapia facial, consistente en la aplicación de microinyecciones de sustancias activas entre las que se incluyen vitaminas y el propio ácido hialurónico, y que ayudan a combatir la flaccidez, las arrugas y la deshidratación.
De forma inmediata, tanto la piel como los tejidos más sensibles, como el contorno de ojos, recuperan el volumen y la firmeza perdidos. Además, tanto las arrugas como las líneas de expresión desaparecen o se atenúan, en función de lo pronunciadas que sean. De ahí que sea un tratamiento antiedad cada vez más demandado.
Conoce las funciones de la elastina
Como su propio nombre indica, la elastina es una proteína muy elástica que se halla en el tejido conectivo, y que permite al organismo recuperar su apariencia inicial después de estirarse o contraerse. En el cuerpo, la elastina generalmente está ligada a otras proteínas presentes en los tejidos conjuntivos, siendo una mezcla de elastina amorfa y fibrilina fibrosa. Ambos componentes están compuestos principalmente de aminoácidos de menor tamaño, como la glicina, valina, alanina y prolina.
Además de contribuir a mantener la elasticidad de la piel, la elastina ejerce una función especialmente importante para las arterias, ya que contribuye a garantizar la correcta circulación del flujo sanguíneo.
También en el caso de la elastina, su producción se resiente a causa de la edad. Además de consumir alimentos para mantener —el zinc el particularmente importante, ya que interviene en la síntesis del colágeno y la elastina y contribuye a mantener las fibras en buen estado—, la medicina estética facial pueda ayudar a dar una apariencia más juvenil y tonificada al rostro mediante un lifting sin cirugía, algo que se consigue fácilmente mediante la aplicación de toxina botulínica o de los mencionados hilos tensores, por ejemplo.